Valoración de las secuelas
en un accidente de circulación
Para
valorar las secuelas derivadas de accidentes de tráfico y calcular la
correspondiente indemnización, se utiliza un baremo de 0 a 100 puntos.
Cada uno de los perjuicios físicos, anatómicos o funcionales tiene asignado un
valor económico, en función de variables como la edad o el número de puntos.
Las secuelas se dividen en tres grandes
grupos:
·
Físicas o funcionales. Quedan enmarcados en este grupo los dolores, problemas de movilidad,
faltas de funcionalidad, amputaciones entre otras.
·
Psicológicas. Muchas veces se obvian este tipo de secuelas, para evitar pagar por
ellas. Aquí quedarían englobadas lesiones como el estrés postraumático,
trastornos depresivo-reactivos, trastornos de la personalidad y otras
alteraciones mentales.
Las secuelas físicas de los
accidentes más graves pueden tardar años en desaparecer o no hacerlo nunca. No
obstante, los expertos opinan que las psicológicas puede que, incluso,
sean más dramáticas y duraderas. Muchos afectados se ven obligados a recibir
tratamiento psicológico.
·
Perjuicio estético. En este apartado quedan integradas las cicatrices, quemaduras, marcas,
desviaciones del tabique nasal dicho a modo enunciativo. Para valorar estas
secuelas se tiene en cuenta su visibilidad y se emplea un baremo de 1 a 50
puntos. Esta valoración se realiza separadamente del resto de lesiones.
No pocas
veces la secuela es susceptible de ser catalogada en los tres apartados. Así una
amputación de un dedo es una lesión física, pero también estética y, a buen
seguro, psicológica.
De igual manera, existen una serie de factores de corrección, que también se tienen en cuenta a la hora de calcular la
indemnización por secuelas sufridas en accidentes de tráfico. El salario del
lesionado, la necesidad de ayuda de terceras personas, modificaciones en la
vivienda, gastos en medicinas, daños morales, daños económicos, gastos de
transporte o adaptaciones en el vehículo.